Think Creative - LAC (Spanish)

8 | Think Creative | Edición Especial COJUTEPEQUE, El Salvador — Alexis De La O Romero, de 15 años de edad, le da la mano a su maestro y choca los puños con un amigo antes de sentarse en su escritorio escolar y sacar su cuaderno y lápices de su mochila. Entrega sus tareas y está atento a la lección. Pero no hace mucho, como él mismo lo relata, era una persona distinta. “Yo siempre andaba en la calle. No escuchaba a mi familia. No iba a clases”, nos dice. En Cojutepeque, una ciudad conocida por sus altas tasas delincuenciales, así como por sus mundialmente afamados chorizos, estas conductas pueden ser un indicador del riesgo de involucrarse en los ecosistemas locales de las maras o pandillas y la violencia. Preocupada por la posibilidad de que Alexis cayera en el mismo patrón de muchos otros jóvenes en Cojutepeque, una maestra lo re- mitió a un programa de consejería familiar, que es parte del Proyecto de Prevención del Crimen y la Violencia en El Salvador. El proyecto, financiado por la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (US- AID) e implementado por Creative Associates International, evaluó a Alexis – junto con otros 1,040 jóvenes – para analizar su nivel de riesgo, utilizando un método conocido como la"Youth Services Eligibility Tool". La herramienta evalúa el riesgo de los jóvenes a lo largo de varios dominios a nivel familiar, individual y amistades, utilizando nueve factores de riesgo – incluyendo acontecimien- tos críticos de vida, abuso de sustancias o influencia negativa de los amigos. De los más de 1,000 jóvenes evaluados por el proyecto en ese ciclo, 142, incluyendo a Alexis, mostraron factores de riesgo que los ubicaban con altas posibilidades de caer en la violencia, dicho nivel se denomina “nivel de riesgo secundario,” y 105 optaron por incorporarse al programa de prevención de violencia secundaria. A lo largo del transcurso de 18 meses, Alexis y su familia trabajaron de manera conjunta con un consejero familiar capacitado para manejar esquemas de solución de problemas, el cambio de dinámicas familiares negativas y la reduc- ción de los factores de riesgo de incorporarse a un grupo violento. Después de solamente seis meses, el 92 por ciento de esos 105 jóvenes, incluyendo a Alexis, dejaron de mostrar cuatro o más de los factores de riesgo, ubicándolos por debajo del umbral de ser considerados en riesgo de conducta violen- ta o de incorporarse a una mara o pandilla – un valioso servicio a los jóvenes, sus familias y comunidades. “Es de mucha ayuda, tanto para ellos [los jóvenes] como para nosotros los padres y además para el ambiente familiar e incluso para los vecinos”, nos dice el padre de Alexis, Víctor Manuel Marroquín. Él dice que la relación entre él y su hijo cambió en la medida que iban trabajando juntos para abordar los asuntos dentro de la familia y aquellos que su hijo debía enfrentar. Alexis se volvió más abierto con su familia, y su conducta fuera del hogar mejoró también. “Siempre me metía en peleas. Les faltaba el res- peto a mis profesores”, dice Alexis acerca de su pasado. “Pero el programa me ayudó a entender que eso no me iba llevar a ningún lado. Bueno, lo pensé y empecé a asistir a clases. Les ponía más atención a mis profesores. Ya no les faltaba el respeto. Me calmé”. Pensando en las posibilidades para su futuro, se siente agradecido por haber recibido las herra- mientas y la oportunidad de cambiar. “Si no me hubiera incorporado al programa, no sé dónde estaría ahora”, nos dice. Pero imaginarse donde podría ir y qué podría lograr se está volviendo más fácil en la medida que su comunidad también está transformán- dose – a través de la recuperación de los espacios públicos, las decisiones basadas en evidencia que hace que las calles sean más seguras, con la disponibilidad de destrezas y empleos para los jóvenes, y medidas innovado- ras para llegar a jóvenes como él. Diagnosticando el problema, enfocán- dose en los lugares más críticos. En la medida que jóvenes como Alexis trabajan dentro de sus propios hogares para desarrollar la resiliencia necesaria para enfrentar la vio- lencia, las municipalidades como Cojutepeque emprenden acciones necesarias en las comu- nidades, informados con un mejor acceso a los datos relacionados al crimen y la violencia. Utilizando información de una amplia gama de actores como la policía, los hospitales y las escuelas acerca del crimen, el Observatorio Municipal de Crimen y Violencia de Cojute- peque puede plasmar patrones de la actividad violenta que puede y de hecho ha ayudado a la municipalidad a emprender pasos prácticos para que las familias puedan salir y disfrutar, los muchachos puedan caminar a la escuela y los vendedores puedan vender sus productos en ambientes más seguro. Con detalles acerca de los tipos de crímenes, las armas utilizadas, “Si no me hubiera incorporado al programa, no sé dónde estaría ahora”. – Alexis de la O Romero, de 15 años, participante del programa de consejería familiar para reducir el riesgo de caer en la violencia. Juntos transformando pueblos en El Salvador Despues de terminar el programa de consejeria familiar, Alexis mejoró su comportamiento y desempeño en el colegio y comenzó a planear su futuro.

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